viernes, 11 de mayo de 2007

Monumento a la Madre


Este monumento solo es un homenaje mas a las madres para resaltar el valor único que tiene la mujer en la sociedad

Manlio Fabio Altamirano



Nació en Xalapa el 12 de octubre de 1892. Hizo sus estudios primarios en la Escuela Práctica Anexa a la Normal, en el Colegio Preparatorio por entonces militarizado, obtuvo los grados de cabo y sargento por su buen aprovechamiento.

Pese a su precaria situación económica, el 14 de diciembre de 1915 egresa con muy buenas calificaciones de la Escuela de Derecho y más tarde el 31 de octubre de 1917 el General Cándido Aguilar le firma el Título de Escribano, con el apoyo del Lic. Manuel Aparicio Guido, abre una Notaria en Pánuco.

En 1922-1924 estalló la rebelión delahuertista y Manlio empuñó las armas en defensa de las instituciones, combatiendo en la meseta de San Agustín, Troncones y participó en la toma de Papantla.

Al ingresar a la política sus ideas radicales y vibrante oratoria, le permiten ser postulado por el Partido de la Revolución a la Diputación Federal, destacando en el cargo por su labor social y su incorruptible conducta cívica en favor de los desheredados, ganando así la confianza de los misantecos que lo reeligen por cuatro ocasiones más; durante la rebelión Delahuertista toma las armas en favor del gobierno constituido.

En 1931 tuvo lugar en la ciudad de México el primero y único Congreso Nacional Anticlerical, cuya delegación veracruzana estuvo representada por Manlio Fabio Altamirano.

Coparticipó en la fundación del periódico El Nacional, de gobierno, donde fue gerente. Director de los Talleres Gráficos de la Nación. Senador y Gobernador electo por Veracruz, fue asesinado por instrucciones de los adinerados terraTenientes, en el café Tacuba el 25 de junio de 1936 en el famoso café Tacuba, de la ciudad de México, sus restos reposan en el Panteón de Dolores.

Ignacio de la Llave



















El pueblo de Orizaba resentía los efectos de la revolución por lograr la Independencia. Sus campos y su industria eran la viva expresión de la falta de recursos, productos, bienes y brazos. El movimiento insurgente se perfilaba hacia su etapa de negociación final. Fue el 26 de agosto de 1818 cuando, en la ciudad de Orizaba, nació Ignacio de la Llave, hijo del coronel don Manuel de la Llave y de doña Luz de Segura Zevallos, cuya ascendencia provenía de la provincia de Santander, España. Ignacio tenía escasos tres años cuando la región de Orizaba se convirtió en el escenario de la negociación de nuestra independencia con la firma de los Tratados de Córdoba, en agosto de 1821.

Ignacio de la Llave estudió en el Colegio Nacional de Orizaba, internado que recién había inaugurado su padre, en 1825, en calidad de alcalde primero. Fue alumno externo, es decir, no vivió en internado, e hizo aquí todos sus estudios hasta graduarse en jurisprudencia. Joven bromista, inquieto e inteligente, el historiador don Leonardo Pasquel lo describe así: *Delgado y alto, desgarbado y pienilargo, distraído y ágil, Nacho, como lo llamaban, era muy dado a excursionar por los alrededores*. Como buen jinete, se internaba en veredas y barriales hasta las haciendas de Jalapilla, Cuautotolapan,o El Sumidero; de vacaciones se iba a la hacienda de San José del Corral, que era de su familia.

El desarrollo de la vida de Ignacio de la Llave corre paralelo a todas las vicisitudes de los primeros años del México independiente, por ello, desde muy joven hubo aconteceres que le llamaron su atención e hicieron que germinara en él su pensamiento liberal y su humanismo. Conviviendo con los políticos e intelectuales de la época, tanto familiares como amigos, conoció de los intentos de la primera reforma de don Valentín Gómez Farías, de la Guerra de Texas (1833), de la Guerra de los Pasteles en 1838, cuando de la Llave tenía apenas veinte años de edad.

En esta época de nuestra historia, la nación se debate entre asonadas militares, pugnas entre liberales y conservadores y la presencia de Antonio López de Santa Anna, personaje con quien Ignacio de la Llave establece una confrontación permanente.

En esta situación, como primer compromiso al obtener su mayoría de edad, se afilió al Partido Liberal, aún bajo la oposición de familiares y ante los riesgos que tal determinación significaba para él y sus seres queridos,actitud que ponía de manifiesto al hombre de temple que escogía el sendero escabroso de un revolucionario. Recién titulado de abogado, a los 23 años, fue nombrado juez de la Villa de Orizaba, puesto que lo involucro con el aparato gubernamental y que le hizo sentir diferencias con la política de Santa Anna. Entre 1842 y I843 vivió en la ciudad amurallada de Veracruz, donde acrecentó sus ideas liberales a tal grado que en el año de 1844, cuando el general Mariano Paredes Arrillaga inició un levantamiento en contra de Santa Anna, Ignacio de la Llave se incorporó al movimiento en calidad de subteniente *defensor de las leyes*, de la Guardia Nacional Orizabeña. Separado del poder, Santa Anna no olvidará lo que para él era un agravio del veracruzano. La popularidad y el prestigio que De la Llave alcanzara entre los veracruzanos le valió que lo eligieran diputado al Congreso del Estado y es en esta época cuando se distingue como defensor de la patria ante la invasión norteamericana en 1847. Participa valientemente en la defensa del puerto de Veracruz y se mantiene como activo guerrillero luchando contra el invasor en la zona central veracruzana, hasta que se firma el armisticio. El 2 de febrero de 1848 se firman el Tratado de Paz, Amistad y límites, Tratado de Guadalupe Hidalgo.

Terminada la injusta guerra con los Estados Unidos, Ignacio de la Llave concluye su gestión como diputado local firmando la Constitución Política del Estado. Entre los años de 1852 y 1853, fue electo nuevamente diputado local por su distrito y ya ostenta,por méritos en campaña, el grado de coronel.
En esta época, al regresar al país el general Santa Anna para desarrollar su último episodio político como dictador de México, Ignacio de la Llave es perseguido y aprehendido en Coatepec y deportado a Yucatán. A su paso por Xalapa, sus amigos los liberales le facilitan la fuga y se incorpora de inmediato a la revolución de Ayutia, comandada por don Juan Álvarez, quien lo nombra jefe de la Revolución en el Estado de Veracruz.Al triunfo del movimiento contra Santa Anna, Ignacio de la Llave es nombrado General y en agosto de 1855 se hace cargo del mando político como gobernador; en su breve mandato tomó determinaciones como las siguientes: nombró alcalde del puerto de Veracruz a don Manuel Gutiérrez Zamora, redujo los impuestos a las clases desposeídas y dispuso la apertura de todas las escuelas primarias que habían sido cerradas por órdenes de Santa Anna, ordenó crear planteles nocturnos, dispuso que la enseñanza fuera gratuita y obligatoria, organizando en cada cantón juntas Directivas, derogó alcabalas y legisló para la administración de justicia, derogó la ley santanista que coartaba la libertad de imprenta.

Cuando en 1857, Ignacio Comonfort es elegido presidente de México, nombra a Ignacio de la Llave como Secretario de Gobernación, pero pronto renuncia al importante puesto. Ocurre que la Constitución de 1857, formulada por los liberales triunfantes, afecta los intereses del clero político, de los militares y de los poderosos. Los conservadores deciden desconocer a la Constitución y cuentan para ello con la complicidad del propio presidente de la República. Ignacio de la Llave es un liberal sin tacha y es por esta razón que renuncia a colaborar con Ignacio Comonfort para después unirse a Juárez, en defensa de la Constitucíón, en la llamada Guerra de Reforma.

Durante los tres años (1858-1860)que duró la guerra civil, Ignacio de la Llave se distingue militarmente como jefe de la División de Oriente. Derrota,por ejemplo, a mil quinientos soldados conservadores en jamapa, con tan sólo cuatrocientos soldados a su mando; y por su arrojo es herido en la cara durante la batalla naval de Antón Lizardo. En esta época, el puerto de Veracruz es asiento de los poderes federales, de modo que Ignacio de la Llave tiene contacto y es reconocido en sus méritos por Juárez y la plana mayor de los liberales.

Al concluir la Guerra de Reforma, De la Llave acompaña a Juárez, a principios de 1861, a la ciudad de México en calidad de Ministro de Guerra y Marina, nombrado por el propio presidente Juárez, ministerio que abandona para hacerse nuevamente cargo del gobierno de Veracruz.

Como gobernador de Veracruz, muy poco dura su mandato, pues nuevamente la desgracia se hace presente en la nación mexicana. Al iniciarse la invasión francesa, toma el mando como jefe de la Primera División bajo las órdenes del general Zaragoza; De la Llave está presente en Puebla el 5 de mayo cuando el ejército derrota a los franceses; dos meses después, en julio de 1862, es herido en las inmediaciones del Cerro del Borrego.

Reincorporado al ejército de la República, resiste al ataque francés como jefe de la División de Infantería. Después de sesenta y tres días de sitio,el ejército mexicano capitula; pese a la oposición de Ignacio de la Llave, la plaza de Puebla es entregada a los franceses, En cuerda de prisioneros, camino al destierro, fueron acuartelados en Orizaba, donde el general De la Llave promueve su huida junto con los generales Pattoni y González Ortega. En la población de Tulancingo, se enteran que el presidente Juárez abandonó la ciudad de México y se dirige al norte del país. Después de un penoso peregrinar, llegan a Guanajuato el 12 de junio de 1863. Su urgencia es alcanzar al presidente de la República que se encontraba en San Luis Potosí, por lo tanto salen al día siguiente con una escolta que les proporciona don Manuel Doblado, gobernador de Guanajuato. A poco andar la escolta se subleva para robarles e Ignacio de la Llave es gravemente herido por la espalda. En improvisada camilla, es trasladado a la Hacienda de Barrio donde finalmente deja de existir en las primeras horas del 23 de junio de1863. El cadáver de Ignacio de la Llave es llevado a la ciudad de San Luis Potosí, donde es sepultado con las honras fúnebres que merecía su cargo. En Veracruz, la noticia conmociona al pueblo y gobierno y, para honrar su memoria, el gobernador del Estado, C.Francisco Hernández y Hernández, promueve la expedición de un decreto(10 de julio de 1863) que lo declara Benemérito del Estado y que prescribe que *El Estado de Veracruz se llamará en lo sucesivo Veracruz-Llave*.

Salvada la República y con el país en paz, los restos del licenciado y general Ignacio de la Llave fueron exhumados y trasladados de San Luis Potosí al panteón de Orizaba, Veracruz, en 1869. En su tumba, una columna custodia los restos del Benemérito del Estado, *por haber muerto defendiendo la autonomía nacional.

Carlos Fuentes


Nacido en la ciudad de México, se educó en diversos países americanos a causa de la profesión diplomática de su padre. Estudió en Suiza y Estados Unidos, aunque la carrera de abogado la realizó en la Universidad Nacional Autónoma de México, donde conoció al profesor exiliado español Manuel Pedroso, que ejerció una gran influencia en su vocación literaria. Empezó a publicar en la revista Medio Siglo con sus compañeros de generación, Salvador Elizondo, Flores Olea, González Pedrero y Sergio Pitol. Fundó y dirigió con Emanuel Carballo la Revista Mexicana de Literatura (1955-1958) y fue codirector con Luis Villoro, Francisco López Cámara y Jaime García Terrés de El Espectador (1959-1960), una importante revista política.
Fue becario del Centro Mexicano de Escritores (1956-1957) y ha preparado numerosas adaptaciones cinematográficas de obras suyas y de otros autores como, por ejemplo, de Juan Rulfo. También ha colaborado en los principales suplementos culturales y periódicos de México y del extranjero. Ocupó cargos administrativos y diplomáticos, y fue embajador de México en Francia de 1975 a 1977. Ha vivido en Europa y Estados Unidos, dictando cursos o representando a México, y ha sido profesor en las más prestigiosas instituciones de México y de otros países: universidades de Columbia, Harvard, Princeton, Brown, Pennsylvania (Estados Unidos) y ocupó la cátedra Simón Bolívar en la Universidad de Cambridge.
Es miembro de El Colegio Nacional desde 1974 y de la American Academy and Institute of Art and Letters desde 1986. En la actualidad colabora en numerosos y destacados medios de comunicación, y sus conferencias e intervenciones televisivas confirman su carisma. Sus obras han sido traducidas a varias lenguas y son constantemente reeditadas.
Desde la publicación de la colección de cuentos Los días enmascarados (1954) empezó a definirse su narrativa y su popularidad: lo fantástico colinda con lo real y empieza a fusionar el mundo prehispánico con el actual. Su primera novela, La región más transparente (1958), lo consagró de inmediato en los medios literarios mexicanos; en ella trata el tema de la ciudad de México en franco futuro apocalíptico, superpone distintas técnicas literarias y diversas clases sociales, así como diferentes épocas y culturas. En Las buenas conciencias (1959) explora otra vena más realista (véase Realismo) y planea una nueva comedia humana mexicana. En su tercera novela, La muerte de Artemio Cruz (1962) —donde adquiere su perfil característico y muestra la asimilación de técnicas modernas, como el monólogo interior y la alternancia de narradores, propias de la literatura estadounidense—, reconstruye cincuenta años de la vida nacional y enjuicia la Revolución Mexicana.
En otros títulos ha continuado trazando un gran fresco de la sociedad mexicana contemporánea: Aura (1962), una narración breve y uno de sus mejores textos, a caballo entre lo histórico y lo fantástico, es una versión singular del eterno tema del vampiro. Otros libros de cuentos son Cantar de ciegos (1964), Chac Mool y otros cuentos (1973) y Constancias y otras novelas para vírgenes (1989). Con sus novelas Zona sagrada (1967) y Cambio de piel (1967) regresa a lo épico y esboza una cosmovisión carnavalesca irreverente.
Terra Nostra (1975, premios Xavier Villaurrutia y Rómulo Gallegos) es una empresa colosal, un trabajo intrincado con el lenguaje y la historia, uno de los textos más atrevidos que se hayan construido en español, en donde entrelaza distintos tipos de ficción y distintos mitos. En La cabeza de la hidra (1978) ensaya una novela policiaca con un tema histórico mexicano; Una familia lejana (1980) se enraíza en la fantasía y en la historia, relacionando varios continentes, diversos niveles de historicidad (el mundo prehispánico) y tradiciones literarias.
Escritor muy prolífico, ha publicado en los últimos años Agua quemada (1981), Gringo viejo (1985) —sobre el periodista y escritor estadounidense Ambrose Bierce—, Cristóbal Nonato (1987), La campaña (1990), El naranjo o los círculos del tiempo (1993), Diana o la cazadora solitaria (1994), La frontera de cristal, una novela en nueve cuentos (1995), Los años de Laura Díaz (1999) e Instinto de Inez (2001), sobre la relación amorosa entre un director de orquesta y una cantante de ópera. También ha escrito para el teatro: Todos los gatos son pardos y El tuerto es rey (1970) o Los reinos originarios y Orquídeas a la luz de la luna (1982). En 2002 publicó En esto creo, una obra en la que traza su autobiografía intelectual y que le sirve para reflexionar sobre asuntos como literatura, cine, historia, política, amistad o amor, entre otros. Su última publicación, La silla del águila, es una novela política escrita en clave epistolar sobre lo que será el México del año 2020.
Algunos de sus libros de ensayo se han vuelto clásicos, como La nueva novela hispanoamericana, Tiempo mexicano, Valiente mundo nuevo y recientemente El espejo enterrado, todos ellos polémicos textos tanto sobre la literatura y la historia de México y de América, como sobre los problemas y perspectivas de la actualidad del mundo. Carlos Fuentes cuenta con numerosos premios literarios, entre los que destacan: Biblioteca Breve (España, 1967), Rómulo Gallegos (Venezuela, 1974), Xavier Villaurrutia (México, 1975), Alfonso Reyes (México, 1979), Nacional de Literatura (México, 1984), Cervantes (España, 1987) y Príncipe de Asturias de las Letras (España, 1994).

Las virtudes







Este mas que ser un simple monumento es una gran expresión artística de lo que el hombre puede lograr hacer; esta representa las virtudes que debería tener el hombre, la justicia, la fortaleza, la prudencia y la templanza.

Agustin Diaz



Este monumento se encuentra en la parte inferior del famoso parque juarez

Manuel R. Gutiérrez H.



Nació en Xalapa el 24 de enero de 1852. Estudió Jurisprudencia en la escuela del Lic. Manuel Rivadeneyra, recibiéndose en 1880. Juez del Distrito de Misantla y Magistrado del Tribunal Superior de Justicia. Impartió clases de Física y Química en el Colegio Preparatorio. Cuando se fundó la Escuela Normal Veracruzana fue designado jurado para los exámenes de oposición de Matemáticas y Dibujo Lineal. Oficial de la Mesa de Calculadores de la Comisión Geográfica Exploradora, Miembro de la Comisión encargada del Levantamiento de la Carta Geográfica del Istmo de Tehuantepec, Organizador y Director del Observatorio Metereológico Central del Estado y del Colegio de Electrotécnica, Director Técnico del Ferrocarril Xalapa?Teocelo-Huatusco?Córdoba, Director de la Instalación de la Planta Eléctrica de Texolo, Jefe de la Comisión Astronómica. Miembro de varias asociaciones científicas y literarias, colaborador de numerosos periódicos y revistas.

Francisco I Madero



Francisco Ignacio Madero (1873-1913), político mexicano, presidente de la República (1911-1913), autor del programa político que desencadenó el proceso que habría de convertirse en la Revolución Mexicana.
Nació el 30 de octubre de 1873 en Parras de la Fuente (Coahuila). Estudió economía en la Universidad de California (Estados Unidos). Aunque procedía de una familia de terratenientes, de cuya hacienda se ocupó al regresar de California, Madero defendió la reforma política y agraria. También criticó el régimen dictatorial del presidente Porfirio Díaz y en 1908 publicó La sucesión presidencial en 1910, en la que instaba a los votantes para que no se produjera la reelección de aquél. A pesar de estar prohibido por el gobierno, el libro recorrió todo el país. Madero fundó entonces el Partido Antirreeleccionista y se convirtió en el principal oponente político de Díaz.
Durante la campaña para las elecciones presidenciales de julio de 1910, fue encarcelado en Monterrey, acusado de incitar una rebelión. Después de que el presidente Díaz lograra la victoria electoral, Madero se fugó de su prisión y el 15 de octubre de ese año firmó un programa político en la ciudad de San Luis Potosí (por ello llamado Plan de San Luis) que incitaba a rebelarse para poner fin a la dictadura que suponía el porfiriato. Más tarde huyó a Texas, desde donde en noviembre siguiente comenzó las hostilidades contra Díaz que supusieron el inicio de la Revolución Mexicana. Regresó a México y participó en una campaña militar que culminó con la toma de Ciudad Juárez en mayo de 1911. Tras la renuncia de Díaz, efectuada el día 25 de ese mes, Madero se convirtió en el máximo candidato para ocupar la presidencia y en las elecciones de octubre de 1911 fue elegido presidente de la República. El 6 de noviembre de ese año sucedió al presidente interino Francisco León de la Barra.
Una vez en el poder tuvo que enfrentarse a muchos de sus seguidores de primera hora y no fue capaz de llevar a cabo ninguna de las reformas políticas y sociales que había prometido, tanto por la oposición de algunos de sus partidarios como por las propias limitaciones de su administración. Sobrevivió a varias insurrecciones, como la que implicó la proclamación del Plan de Ayala, el 28 de noviembre de 1911, no reconociendo su gobierno y erigiendo como jefe a Pascual Orozco. Asimismo, en 1912 estallaron rebeliones en el norte y en el sur de México protagonizadas, respectivamente, por los dirigentes revolucionarios Francisco (Pancho) Villa y Emiliano Zapata.
El 9 de febrero de 1913 tuvo lugar el inicio de la que dio en llamarse Decena Trágica, que comenzó con una sublevación militar en la ciudad de México. Madero designó comandante de la plaza al general Victoriano Huerta, pero éste decidió el día 18 pasarse finalmente a los sublevados y detener a Madero. Entre tanto, los sediciosos arrestaron al influyente hermano del presidente, Gustavo A. Madero, que fue asesinado. Al día siguiente, los rebeldes detuvieron al propio Francisco Ignacio Madero y a su vicepresidente, José María Pino Suárez, obligando a ambos a dimitir. Huerta asumió la presidencia ese mismo día, tras los breves minutos de ejercicio de la misma a cargo de quien fuera secretario (ministro) de Relaciones Exteriores del gobierno maderista, Pedro Lascuráin. Madero fue asesinado en la ciudad de México el día 22 de febrero de 1913, al igual que Pino Suárez, cuando los dos se hallaban a la espera de ser juzgados. En su honor, numerosos municipios y ciudades mexicanas incluyeron años después en sus denominaciones el nombre de Madero.

Benito Juarez



Benito Juárez (1806-1872), político mexicano, presidente de la República (1858-1872). Considerado héroe nacional de México e indiscutible representante del reformismo liberal de su país, se vio obligado a combatir los intentos anticonstitucionales de las fuerzas conservadoras.
Nació el 30 de octubre de 1873 en Parras de la Fuente (Coahuila). Estudió economía en la Universidad de California (Estados Unidos). Aunque procedía de una familia de terratenientes, de cuya hacienda se ocupó al regresar de California, Madero defendió la reforma política y agraria. También criticó el régimen dictatorial del presidente Porfirio Díaz y en 1908 publicó La sucesión presidencial en 1910, en la que instaba a los votantes para que no se produjera la reelección de aquél. A pesar de estar prohibido por el gobierno, el libro recorrió todo el país. Madero fundó entonces el Partido Antirreeleccionista y se convirtió en el principal oponente político de Díaz.
Durante la campaña para las elecciones presidenciales de julio de 1910, fue encarcelado en Monterrey, acusado de incitar una rebelión. Después de que el presidente Díaz lograra la victoria electoral, Madero se fugó de su prisión y el 15 de octubre de ese año firmó un programa político en la ciudad de San Luis Potosí (por ello llamado Plan de San Luis) que incitaba a rebelarse para poner fin a la dictadura que suponía el porfiriato. Más tarde huyó a Texas, desde donde en noviembre siguiente comenzó las hostilidades contra Díaz que supusieron el inicio de la Revolución Mexicana. Regresó a México y participó en una campaña militar que culminó con la toma de Ciudad Juárez en mayo de 1911. Tras la renuncia de Díaz, efectuada el día 25 de ese mes, Madero se convirtió en el máximo candidato para ocupar la presidencia y en las elecciones de octubre de 1911 fue elegido presidente de la República. El 6 de noviembre de ese año sucedió al presidente interino Francisco León de la Barra.
Una vez en el poder tuvo que enfrentarse a muchos de sus seguidores de primera hora y no fue capaz de llevar a cabo ninguna de las reformas políticas y sociales que había prometido, tanto por la oposición de algunos de sus partidarios como por las propias limitaciones de su administración. Sobrevivió a varias insurrecciones, como la que implicó la proclamación del Plan de Ayala, el 28 de noviembre de 1911, no reconociendo su gobierno y erigiendo como jefe a Pascual Orozco. Asimismo, en 1912 estallaron rebeliones en el norte y en el sur de México protagonizadas, respectivamente, por los dirigentes revolucionarios Francisco (Pancho) Villa y Emiliano Zapata.
El 9 de febrero de 1913 tuvo lugar el inicio de la que dio en llamarse Decena Trágica, que comenzó con una sublevación militar en la ciudad de México. Madero designó comandante de la plaza al general Victoriano Huerta, pero éste decidió el día 18 pasarse finalmente a los sublevados y detener a Madero. Entre tanto, los sediciosos arrestaron al influyente hermano del presidente, Gustavo A. Madero, que fue asesinado. Al día siguiente, los rebeldes detuvieron al propio Francisco Ignacio Madero y a su vicepresidente, José María Pino Suárez, obligando a ambos a dimitir. Huerta asumió la presidencia ese mismo día, tras los breves minutos de ejercicio de la misma a cargo de quien fuera secretario (ministro) de Relaciones Exteriores del gobierno maderista, Pedro Lascuráin. Madero fue asesinado en la ciudad de México el día 22 de febrero de 1913, al igual que Pino Suárez, cuando los dos se hallaban a la espera de ser juzgados. En su honor, numerosos municipios y ciudades mexicanas incluyeron años después en sus denominaciones el nombre de Madero.

Sebastian Lerdo de Tejada



Sebastián Lerdo de Tejada (1823-1889), político y jurista mexicano, presidente de la República (1872-1876). Nació en Jalapa. Graduado en leyes (1851), fue fiscal de la Suprema Corte (1855) y ministro de Relaciones Exteriores con el presidente Ignacio Comonfort (1857) y diputado del Congreso de la Unión (1861-1863), del que fue presidente en tres ocasiones. Durante la guerra de Intervención francesa (1863), cuando el gobierno republicano abandonó la capital, se unió a Benito Juárez como miembro de la diputación permanente, y ocupó las carteras de Relaciones, de Gobernación y de Justicia. Cuando triunfó la República, ocupó simultáneamente los ministerios de Relaciones y Gobernación, su escaño de diputado y la presidencia de la Suprema Corte.
En 1871 fundó el Partido Lerdista y concurrió a las elecciones, pero, derrotado por Juárez, volvió a la Suprema Corte. A la muerte de Juárez (julio de 1872), y en virtud de su cargo, ocupó interinamente la presidencia, en la que fue confirmado en las elecciones ese año y toma posesión el 1 de diciembre de 1872. Durante su gobierno se inauguró el ferrocarril de México a Veracruz (enero de 1873) y se consumó la escisión del Partido Liberal al presentarse a la reelección por su partido, el Lerdista, en 1876. En vísperas de su toma de posesión, tuvo lugar el pronunciamiento de Porfirio Díaz (amparado en el Plan de Tuxtepec). Derrotado Lerdo en la batalla de Tecoac (16 de noviembre), partió al exilio en enero de 1877 y se instaló en Nueva York (Estados Unidos), donde residió hasta su muerte.